jueves, 9 de diciembre de 2010

SESION ORDINARIA, JUEVES 2 DE DICIEMBRE DE 2010.

En esta sesión, tras la breve aclaración sobre la reestructuración de la asignatura (en la que las exposiciones se retrasarán una semana), y la explicación a grandes rasgos de la actividad que debíamos realizar sobre la película “Precious”, nos dedicamos de manera general al análisis de las lecturas del tema dos, centradas en el estudio de los referentes y las teorías más importantes para el trabajo con la desadaptación social desde la intervención.


REFERENTES TEÓRICOS.

Así, si seguimos a las autoras Guash y Ponce en su escrito, “¿Qué significa intervenir educativamente en desadaptación social?”, vemos en primer lugar que la designación de un comportamiento o persona como desadaptada, depende notablemente de cada sociedad y cultura, así como de los criterios que en ellas se utilicen como referentes. Debido a la necesidad de prestar atención a esta variabilidad histórica-cultural, estas autoras, así como Amorós y Ayerbe en “Intervención educativa en inadaptación social”, enumeran una serie de referentes ideológicos en los que se ha basado la acción interventiva a lo largo del tiempo. Nosotros, nos hemos basado princpipalmente en el criterio de las primeras que citan estos cuatro referentes:


1. Referente normativo.


Su eje central son las normas sociales de la sociedad, que sus miembros deben respetar para lograr la continuación de la misma. Como sus principales conceptos vemos el comportamiento y la relación, variables que suelen aprenderse especialemente durante la niñez dentro de la institución familiar, y que si resultan ser inadecuadas en el individuo, pueden derivar por parte de éste en la ruptura de las normas existentes, y su consecuente desadaptación.
Si nos basamos en las normas sociales para delimitar la desadaptación, tenemos que tener en cuenta que el resultado dependerá del momento y lugar en el que nos situemos.



2. Referente aptitudinal.

En este caso, lo que se valoran son las aptitudes del individuo para adaptarse al medio, un criterio de validez que éste último marca. La idea de que en función de las capacidades o habilidades que la persona posea, estará adaptada o no, deriva como vemos del determinismo social, un modelo desde el que la intervención social sobre el individuo no tendría sentido, aunque sí sobre el medio. Así, el medio podría mejorar para aquellas personas con deficiencias bien psíquicas o físicas, en las que suele centrarse este referente, a pesar de que la realidad luego no sea tan limitada, como nos aclaran Guash y Ponce.


3. Referente cultural.

En este caso, el criterio para fijar la desadaptación estaría en el choque de patrones culturales, especialmente entre mayorías y minorías, cuyo ejemplo más claro lo vemos en el del inmigrante que acaba de llegar a una nueva sociedad y cuya cultura no concuerda con la de la mayoría de la población, y es “respetada” en tanto que no sea percibida como una amenaza para la otra.

En este punto, también debemos tener muy en cuenta la importancia del cambio social, a la hora de determinar qué es la desadaptación social, ya que los patrones culturales no son fijos y evolucionan al mismo tiempo que la sociedad.

Este referente, ha sido uno de los más importantes para la intervención, desarrollando a lo largo de su historia dos vertientes principales que centraban la desadaptación en enfermos y en delincuentes que actuaban contra la sociedad, siguiendo su instinto natural. Así, desde esta teoría se intenta comprender cuáles son los factores o variables que por ejemplo en el segundo caso, llevan a una persona a desafiar las costumbres y normas de su cultura, convirtiéndose en desadaptadas sociales.

Con respecto a esta última idea, cobraron un gran peso las aportaciones de la Escuela de Chicago alrededor de los años 20, relacionadas con la influencia dañina del medio sobre las personas, y la posible distribución de la delincuencia no en base a factores personales, sino geográficos. A pesar de que hoy en día estas ideas estén bastante superadas, no deja de ser cierto que aún siguen existiendo áreas de concentración de determinados grupos sociales o guetos, que separan a éstos del resto de la sociedad dando lugar al aumento de conductas disrruptivas en la población recluida, porque aunque no lo creamos, esto resulta para algunos sectores “necesario” para el mantenimiento del orden social.

Además de la Escuela de Chicago, otros muchos autores hicieron aportaciones relevantes como Sutherland o Cohen. El primero, con su Teoría de la Asociación Diferencial, exponía que las conductas desadaptadas suelen aprenderse cuando el individuo está en contacto con gente que las desarrolla, mientras que el segundo alegaba que conductas antisociales como la delincuencia, podían considerarse como una cultura minoritaria que invierte a modo de respuesta social, las estructuras y patrones establecidos por la cultura mayoritaria. Con respecto a esta última idea, se expuso en clase el ejemplo de las bandas callejeras, en la que los valores y normas a seguir emulan a los de la sociedad real, aunque el fin de la práctica de los mismos sea totalmente diferente, dando lugar a uno de los peores casos de desadaptación social existentes. (Como ejemplo de esta realidad, encontramos la película “La ola”).


4. Referente interactivo.

Desde este referente, derivado de las aportaciones anteriores y las críticas que se realizaron de las mismas, autores como Matzan exponen que la desadaptación se da por una ruptura en la comunicación entre el individuo y el medio, debido al desequilibrio existente entre las exigencias del primero y la incapacidad para solventar éstas por parte del segundo.
Como comportamientos desadaptados más comunes desde este referente se exponen de menor a mayor grado las siguientes:

  • Conformismo pasivo: una forma no conflictva de desadaptación social, que resulta sin embargo muy dañina para la autonomía e individualidad del sujeto. Un ejemplo ella a lo largo de la historia, lo ha representado el colectivo gay.
  • Retirada o retraimietno: el individuo evita tanto el enfrentamiento como la participación, reforzando su aislamiento y abandono social.
  • Conducta antisocial objetiva: esto supone un enfrentamieno entre el individuo y la sociedad, cuya forma más clara es la delincuencia.

Para este referente, cobran una gran importancia los procesos de desarrollo social como la socialización, dentro de la que se centra en la denominada como terciaria, que hace alusión a la idea de “desaprender lo aprendido” a favor de la adquisición de nuevas conductas acordes con lo que el resto de la sociedad espera.

1 comentario:

  1. Lo que falta lo incluire en la siguiente entrada, no quería que esta fuese tan larga. Un saludo, ^^

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