domingo, 10 de abril de 2011

Un debate sobre nuestra profesión.

Durante la ponencia hace dos semanas, dirigida al colectivo de personas con "Síndrome de Down", se abrió un debate acerca del nivel de implicación que debemos tener nosotros, los educadores sociales, en nuestro trabajo.

Por una parte, se defendía el hecho de que para obtener la confianza de aquellas personas con las que trabajas, es necesario entregarse al máximo, como recompensa a sus esfuerzos. De este modo, se hablaba de que no debería haber una separación tajante entre cómo te desenvolvías en tu ámbito personal y el profesional, y que de hecho, el establecer vínculos con las personas a quienes dirigías tu atención no era sino positivo.

Desde la otra postura en cambio, se alegaba que esta unión entre esferas pública y privada de nuestras vidas, no podía llevarnos más que al "desastre". De forma particular, al encontrarse mi opinión más cercana a este tendencia, alegué que no todas las personas con las que trabajemos querrán, ni podrán tener con nosotros un vínculo afectivo que vaya más allá del profesional, puesto que quizá para ellos resulte más útil su visión de nosotros como profesionales objetivos, sin que esto implique que nuestro trato deje de ser cercano y comprensivo para con su situación. Además de a esto, en mi caso sumaría el hecho de que tal acercamiento puede suponer para el profesional, no sólo la perdida de su objetividad o la equidad que debe mostrar entre el trabajo con una persona u otra, (que conste que digo esto porque no todo el mundo será de nuestro agrado y si personalizamos las relaciones ese es uno de los riesgos a correr), sino también del control sobre su vida personal. Así, pienso que la unión entre ambas esferas puede acarrearnos consecuencias en nuestra vida personal, no sólo sobre nosotros, sino sobre nuestros familiares, ya que podríamos sacrificar nuestro tiempo o hábitos normales, por necesidades profesionales.

Una vez expresada mi opinión y con el fin de no ser subjetiva, añadiré a continuación un enlace, en el que se señala ligeramente la idea de la ética profesional y personal, elemento al que en realidad se ha hecho referencia en el debate, destacando que estas no tienen por qué enfrentarse. Debemos ser la misma persona tanto en el ámbito privado como en el público, incorporando quizá algunos cambios más superficiales que nos mejoren como persona y profesional, y teniendo en cuenta las situaciones a las que nos enfrentamos en cada momento, para actuar sin exponer nuestro bienestar.

http://nataliagonzalezpr.wordpress.com/2007/07/10/etica-personal-vs-etica-profesional/

Con esta última idea, cierro la entrada. Espero vuestra opinión, un saludo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario